Las declaraciones de Irina Karamanos hace unos días en España, sugiriendo que la campaña del Rechazo fue exitosa gracias a una campaña “de miedo, de odio”, basada en una agenda para evitar “seguir avanzando en derechos”, dan para pensar sobre la verdadera opinión que existe en el entorno cercano al Presidente Boric en este tema.Desde luego hubo fake news, lo cual es grave porque manipulan la información con la que los votantes toman sus decisiones. Pero pasar de un triunfo 78-22 a una derrota 62-38 exige mucho más que una estrategia anclada en una campaña de desinformación.
En efecto, ninguna campaña fue monolítica. En ambas opciones se jugó con fair play y también se usó información falsa —recordemos la franja del Apruebo señalaba que «la colusión iba a ser imposible», y que «ningún corrupto podrá llegar al poder»—. Por eso, creer que las fake news del Rechazo tuvieron un efecto determinante en la decisión de voto de 13 millones de personas es, al menos, exagerado. Le quita peso al efecto que tuvo la propuesta en sí misma —que dividía al país en distintas naciones, generaba incertidumbre y cuestionaba indirectamente tradiciones a las que el pueblo de Chile no quiere renunciar— y al desempeño de los convencionales, que en promedio, reprobó inapelablemente.
No fueron las mentiras las que definieron el plebiscito. Simplemente, a los chilenos no les gustó la propuesta. Aquellos que piensan que las fake news fueron un factor relevante se alejan aún más de comprender al pueblo que los rechazó, y evidencian las dimensiones de su derrota sociológica.
El Presidente Boric tiene razón: Karamanos tiene derecho a opinar lo que quiera, pues no es funcionaria de Gobierno. Pero ello no la exime del análisis crítico que la opinión pública pueda hacer de sus dichos. Por lo demás, al ser ella parte de un entorno tan cercano al Presidente de la República —es su pareja, militante de su mismo partido y participó del Gobierno hasta hace un par de meses— es plausible preguntarse cuánto de sus declaraciones representan también a Boric. Hay, a la fecha, una ausencia total de un mea culpa sobre lo equivocada que fue la propuesta y la apuesta de cambiar abruptamente tantas cosas de manera refundacional y tosca. Eso le da fuerza a la tesis según la cual parte relevante del oficialismo sigue pensando que la derrota del plebiscito fue meramente circunstancial, y lo que debe cambiarse no es el rumbo sino los ritmos y las comunicaciones.
Ad portas de comenzar la (esperamos) última parte del proceso constituyente, que ha sido largo y desgastante, puede ser más conveniente reflexionar sobre qué hicieron mal para obtener un 38% de apoyo, en lugar de seguir viendo errores en latitudes.
“Ha hablado el pueblo de Chile”, dijo el Presidente Boric al reconocer los resultados del plebiscito. Sería conveniente, como alguna vez dijera Ricardo Lagos, que también escuche su voz.

Cristián Stewart, director ejecutivo IdeaPaís, publicada por La Segunda en la edición del 03 de marzo  de 2023