Un nuevo caso de violencia escolar nos estremece. Esta vez se trata de un niño de diez años con TEA, gravemente herido luego de ser empujado sobre un palo de fierro. La Superintendencia de Educación señala que está observando que se hayan cumplido los protocolos dentro de la escuela. Otros apuntan como causa del problema al hecho de que los victimarios sean migrantes. ¿Vamos a culpar a protocolos y migrantes de los casos de violencia escolar que estamos viviendo? La realidad es que los colegios se encuentran sin herramientas para prevenir este tipo de situaciones. No es que no quieran. Es que, en una gran mayoría de los casos, la regulación se los impide. Desgraciadamente, la solución que impulsa este Gobierno a partir de su proyecto de ley de convivencia escolar va en esa misma línea.

Francisca Figueroa es investigadora de IdeaPaís. Carta publicada en La Segunda, el 12 de diciembre.