La posibilidad de que Michelle Bachelet ingrese a la carrera presidencial ha desatado una mezcla de temor y alerta en la derecha. Sin embargo, lejos de representar una amenaza insalvable, su regreso puede constituirse como una muy buena oportunidad para Evelyn Matthei. Paradójicamente, la presencia de Bachelet podría incentivar la unificación de la derecha, estructurar un mensaje claro para construir un proyecto político mayoritario, articulando una narrativa crítica sobre los efectos de los gobiernos de izquierda en Chile.
En primer lugar, la candidatura de Bachelet obligaría a la derecha a cerrar filas. La dispersión actual y el aire de excesiva confianza en la victoria se verían reemplazados por la necesidad estratégica de consolidar un liderazgo fuerte. La historia muestra que la certeza de una contienda difícil suele ser el mejor catalizador para la unidad política, y esta elección no sería la excepción.
Además, la competencia con la exmandataria permitiría a Matthei capitalizar un diagnóstico ampliamente compartido respecto de las nocivas consecuencias de muchas iniciativas surgidas en su último gobierno (2014-2018). Sus reformas tributaria, educacional y política no solo han sido objeto de críticas desde la derecha, sino que incluso han generado rectificaciones dentro de sus excolaboradores y del actual Gobierno. La existencia de este diagnóstico común ha impulsado propuestas transversales para corregir sus consecuencias: la mesa del Ministerio de Educación para reformar el Sistema de Admisión Escolar, el proyecto de antifragmentación política y la apertura del Gobierno a disminuir el impuesto corporativo. Estos consensos dan a Matthei un terreno fértil y relativamente sencillo para articular un discurso crítico con amplio respaldo.
Otro punto crucial es que Bachelet, como rostro emblemático del oficialismo, cargaría con los problemas de la actual administración. Desde la crisis de seguridad hasta el deficiente manejo de catástrofes y educación, su candidatura se convertiría en el blanco natural de las críticas hacia el desempeño del gobierno de Gabriel Boric. ¿Está dispuesta Bachelet a asumir sus errores y los de este Gobierno?
Finalmente, la izquierda enfrenta una crisis de proyecto político. Las sucesivas derrotas electorales y el fracaso de su intento de refundación con la nueva Constitución han dejado a Bachelet con una pregunta sin respuesta: ¿qué ofrece su candidatura más allá de su innegable carisma?
Si la derecha sabe jugar bien sus cartas, el regreso de Bachelet no será una amenaza insalvable, sino el mejor escenario para consolidar una candidatura sólida, movilizar su electorado y reafirmar la necesidad de un cambio de rumbo para el país.
Emilia García es directora de estudios de IdeaPaís. Columna publicada en La Segunda, el 20 de febrero.