“Vivimos en países distintos”, afirmó el gobernador Sergio Giacaman tras la intervención del biministro García en el Erede 2025. En sintonía con la tesis del Presidente Boric, el ministro defendió la gestión del Gobierno y restó dramatismo a las débiles cifras de empleo, crecimiento y seguridad. Sin mayores autocríticas, admitió que le “duele” el desempleo regional y que aún queda mucho por hacer.
Aunque estas últimas consideraciones podrían mostrar un ápice de humildad ante la crítica realidad regional, el ministro Grau se encargó de disiparlo apenas comenzó su discurso. Lámina tras lámina, presentó gráficos y tendencias que, según él, evidencian avances de su gestión en finanzas públicas, empleo y legislación para la industria. “Basemos nuestras afirmaciones en datos concretos”, afirmó.
¿Cómo se explica el desacople entre la percepción de realidad por parte de la ciudadanía y la del gobierno? Grau y García recurren al clásico cherry picking: sostienen la estabilización del país y el progreso sustantivo, en un conjunto de datos tomados selectivamente, mientras ignoran todos los otros que los contradicen.
Para destacar la política fiscal del gobierno, el ministro de Hacienda afirmó haber reducido el crecimiento de la deuda que se arrastraba desde hace décadas. Lo que no dice, es que de todos los periodos históricos que exhibió, el suyo es el único que no tuvo que enfrentar graves emergencias sociales o crisis económicas. Aún así, la deuda se erigió por sobre el crecimiento del PIB y el Ejecutivo ha incumplido sucesivamente las metas de balance estructural (como lo advirtió el CFA en un duro informe), principalmente por graves errores de sobreestimación de ingresos y falta de acciones para reducir el gasto público.
Mencionó la Ley de Cabotaje como símbolo de avance en fortalecimiento de la industria marítima, pero omitió sostenidamente la aprobación de la ley de fraccionamiento de la pesca, que representa un enorme retroceso para la certidumbre jurídica, la inversión y el desarrollo en una de las principales actividades productivas de la región. El batacazo final sería la aprobación de la nueva de ley de pesca, que disminuye los permisos de operación y establece subastas exclusivas para el jurel.
Sorprende que, en lugar de hacer una autocrítica por la alarmante cifra de desempleo -la segunda más alta del país-, el gráfico sobre el asunto se titula “la región registra una tasa de desempleo históricamente superior al nacional”. Tal afirmación, además de parcial e imprecisa, intenta justificar la realidad del empleo regional como algo “heredado”. El mismo gráfico da cuenta que a inicios de 2022 nos encontrábamos con un desempleo inferior al nacional. Hoy estamos 1,3% por sobre.
Es verdad que necesitamos el camino del diálogo, la colaboración y la unidad para salir del estancamiento. Esa es una de las principales valías de Erede. Pero la condición necesaria para los grandes acuerdos es que se asuman las responsabilidades por las decisiones que produjeron la crisis en el Biobío. Sobre todo, porque muchas de ellas se basaron en una injustificada desconfianza y animadversión contra el sector empresarial, que es parte de los elementos constitutivos de la visión de sociedad de quienes hoy administran el Estado.
Kevin Canales es director regional de IdeaPaís Biobío. Columna publicada en El Sur, el 27 de octubre.
