Señor Director,
En su carta a este medio, Octavio Del Favero argumenta que las críticas al sistema político de la propuesta constitucional son injustas. Defiende que el texto propone la desconcentración del poder, tanto entre los poderes del Estado, como verticalmente, al definir mecanismos de participación directa para la ciudadanía. Asimismo destaca las nuevas formas de representación –paridad y escaños reservados-, lo que sería una garantía democrática y no un riesgo.
Sin embargo, la propuesta concentra el poder de manera excesiva en el Congreso de Diputadas y Diputados, instancia que soportará gran parte del peso de la discusión legislativa. Así, por ejemplo, una materia fundamental como seguridad social y pensiones, dado que no sería de interés regional ni tendría concurrencia presidencial, en principio sólo pasaría por una cámara: el Congreso de Diputados. Además, este Congreso tendría mayormente el control de la agenda legislativa, al ser la cámara de origen de todos los proyectos (incluso los de interés regional) y tener atribuciones para definir las urgencias.
Por otro lado, también es discutible que la propuesta efectivamente permita fortalecer la participación ciudadana. Algunos mecanismos de democracia directa -como las iniciativas populares de ley- tienen evidentes limitaciones y no siempre cumplen con las expectativas que generan. En este sentido, para fortalecer realmente la participación ciudadana es necesario permitir y fomentar los espacios de asociación y organización. No obstante, la propuesta desconfía de las relaciones propias de la sociedad civil, y las sustituye por el Estado, restringiendo algunas de las formas más básicas de democracia, como permitir y promover la actividad espontánea de una sociedad plural y diversa.
Carta de Magdalena Vergara, Directora de Estudios IdeaPaís, publicada el 10 de agosto en La Tercera.
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