Señor director:
Si la finalidad principal de la encuesta Casen es dar visibilidad a grupos que carecen de ella, inevitablemente debemos atender a los miles de hogares con presencia de niños recién nacidos. La primera infancia es —nuevamente— el grupo etario más vulnerable tanto en términos económicos como multidimensionales, y su reducción en niveles de pobreza fue la menos significativa. Asimismo, existen más de 30 mil jefas de hogar que cuidan a menores de 4 años, que no cuentan con la presencia del padre y que se encuentran sumidas en la pobreza (con una tasa de incidencia del 17%). Una vez más, la monoparentalidad femenina trae aparejada vulnerabilidad e invisibilidad.
Existe, como se ve, una clara relación entre estructura familiar y pobreza de la cual tenemos que hacernos cargo. En ese sentido, es fundamental reconocer las labores de cuidado que realizan estas madres, formular políticas públicas que las apoyen de forma integral en su rol de cuidadoras, impulsar la capacidad de estas familias de generar ingresos autónomos y abordar las carencias multidimensionales que afectan a quienes más necesitan de nuestra protección: los recién nacidos.
Juan Pablo Lira, investigador IdeaPaís, carta publicada por el diario La Tercera en su edición 9 de agosto.