A 50 años del golpe, el presidente Boric no ha perdido oportunidad de buscar la identificación de su figura con la de Salvador Allende. No es casualidad que lo citara en su discurso de triunfo electoral en diciembre de 2021; luego en marzo 2022, en su primer discurso en La Moneda cuando asume la Presidencia. En septiembre pasado, días después del triunfo del rechazo, en la Asamblea General de las Naciones Unidas, también lo citó, e incluso por estos días hizo noticia al abrir su cuenta en la nueva red social threads, con una selfie en que aparece junto al retrato de Salvador Allende.
Al mismo tiempo, es claro que existe un sector del gobierno que no aceptará el más mínimo asomo de cuestionamiento al gobierno de la Unidad Popular. Es la fuerza del Partido Comunista que parece querer instalar que el suicidio de Allende lo engrandece a tal punto que lo exime de cualquier responsabilidad en el quebrantamiento de la democracia que antecedió al golpe.
Ni el durísimo Acuerdo de la Cámara de Diputados de la época, ni los discursos de Aylwin o Frei Montalva, ni la inflación, ni el desempleo, ni el hambre. Nada es antecedente suficiente para atrevernos siquiera a evaluar a Allende y su gobierno, salvo, claro, para decir que se trató de un proyecto inconcluso: eso sí se puede decir y de hecho lo dijo el líder comunista Lautaro Carmona mientras aplaudían las dos ministras comunistas presentes en el aniversario del partido. Es una burda renuncia a pensar, junto con la decisión firme de evitar que otros piensen.
La caída de Patricio Fernandez, exencargado de las conmemoraciones, es muy elocuente al respecto. ¿Qué dijo Fernandez que hizo encolerizar a esta ala del gobierno y terminó por hacerlo caer? De negacionista, nada; de relativizar la condena a las violaciones a los derechos humanos, nada. Patricio Fernandez, en la polémica entrevista, invitó “a pensar, a conversar entre generaciones, entre mundos culturales, entre convicciones políticas, más que a dictaminar o sentenciar una lectura de esa historia”. Eso al Partido Comunista le incomoda. El problema es que si acallamos esas voces pensantes, y eliminamos la posibilidad de reflexionar, ¿cómo podremos tomar las lecciones necesarias de la historia? Y por otro lado, ¿cómo podrá el presidente distinguir entre su innegable identificación con Allende y la identificación de su gobierno con el de la Unidad Popular?
Juan de Dios Valdivieso, Director Regional de IdeaPaís en O’Higgins, columna publicada por medio El Libero Chile en el 20 de julio.