Fotografía: bcn.cl

  • Nombre: Eduardo Cruz-Coke Lassabe
  • Fecha de nacimiento/fallecimiento: 1899-1974
  • Lugar de origen: Valparaíso
  • Profesión: Médico Cirujano
  • Sus padres: Fueron los fundadores de la revista “La Familia”
  • Aspectos de su formación: Estudió en los Padres Franceses de Valparaíso y Santiago. Luego, en 1915, ingresó a la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile, donde se recibió de médico cirujano, el año 1921. En 1924, ingresó a la Asociación Nacional de Estudiantes Católicos (ANEC), organización inspirada en las determinaciones de la encíclica Rerum Novarum.
  • Cargos relevantes que ocupó: Ministro de salud en el segundo gobierno de Arturo Alessandri, senador, candidato presidencial y embajador en Perú.
  • Ideario: Como político socialcristiano, gran parte de su pensamiento se debió a su relación con el filósofo Jacques Maritain y San Alberto Hurtado.
  • En su época también vivieron: Federico García Lorca, Gabriela Mistral, Charles Peguy, con quienes se relacionó.

El ministro Cruz-Coke y su labor social

Sus principios socialcristianos lo llevaron a pensar

siempre las políticas en pos de alivianar a la

-que él denominaba- “estructura fundamental

de la nación”: la familia

A pesar de su activa participación en la ANEC, Cruz-Coke no estaba involucrado en la política activa. Sus primeros años los dedicó al ejercicio de la medicina en el Hospital San Juan de Dios, a la investigación científica con la fundación del Instituto Médico Técnico Sanitas y a impartir clases en su Alma Mater. Su amplio bagaje profesional entre los 24 y 37 años, sumado a todo su desarrollo intelectual adquirido desde estudiante lo dotó de un amplio sentido de realidad frente a las dificultades sociales que el país atravesaba. Ya desde su época escolar en Valparaíso se impresionaba por la miseria que vivían algunos porteños de los cerros y, en especial, la situación de los niños: pobreza, desnutrición y ausencia de educación. Por su profunda sensibilidad social, Eduardo Cruz-Coke ingresa al segundo gobierno de Arturo Alessandri como ministro de Salubridad,  siendo él y Bernardo Leighton los únicos militantes conservadores en el gabinete. A pesar de que sólo ocupa el cargo durante un año y ya hacia finales del gobierno (15-09-1937 / 15-09-1938). logró reformas importantes para el país.

Cruz-Coke planteaba que “para el adecuado funcionamiento de cualquier institución, lo esencial era la persona que la dirigiera. Pensaba que el futuro del desarrollo chileno […] estaba en el desarrollo de las capacidades morales, intelectuales y ciudadanas de sus habitantes. Y que este desarrollo requería de cuerpos sanos. Porque es a partir de las personas que las instituciones progresan y no al revés”[1] Su visión de tener ciudadanos sanos para desarrollar instituciones fuertes, es complementada con su tesis de que la medicina era social y no individual, esto es, que debía servir para atacar enfermedades de la sociedad o de un grupo importante de ella, la cual se debe diagnosticar de forma sistemática y económica; y que su remedio era en un periodo de tiempo prolongado.

Su pensamiento lleva al ministro Cruz-Coke a promover dos leyes claves para el progreso de la salubridad en Chile: ley de “Madre y Niño”  y la “ley de Medicina Preventiva”, propuestas que daban cuenta de un acabado análisis de la sociedad chilena más vulnerable y un intento de darle solución en su conjunto, involucrando no sólo a salud sino también transversalmente a Agricultura, Trabajo, Hacienda y otras áreas de gobierno.  En su “Texto de presentación de la Ley de Medicina Preventiva” detalla que la salud en Chile tenía problemas singulares “el más dramático era la alta morbilidad, así como la altísima mortalidad infantil con repercusiones en el sistema de salud, en la familia, la economía, la sociedad.”[2] Por lo mismo eran necesarias acciones conjuntas desde los organismos del Estado.

Las dos normativas intentaban resguardar un derecho fundamental que era el derecho a la vida. En segundo lugar, de forma innovadora avanza hacia generar medidas preventivas, con el objetivo de evitar la enfermedad, superando la visión de la salud meramente como un remedio ante una enfermedad determinada.

En la “Ley de Nutrición Madre y Niño” (ley 6.236)  se estipulan cinco puntos esenciales: “1) un examen preventivo de la embarazada, 2) atención del parto, 3) control del recién nacido, 4) control periódico del niño hasta la edad de dos años y 5) la entrega de los medicamentos y alimentos que fueren necesarios.”[3] Una de las aplicaciones prácticas de la ley, inicialmente,  fue el programa medio litro de leche diario para cada niño hasta los ocho años y un litro al día para la madre en estado de lactancia. Se planteó que era responsabilidad del Estado la alimentación suplementaria del lactante, puesto que era lo más eficiente para la disminución de la mortalidad infantil y la formación de niños fuertes y capaces de equilibrar lo fisiológico y psicológico.

Por otro lado, otra fuente de preocupación para él fueron los obreros. En esa época “había una proporción variable de sífilis, tuberculosis y enfermedades cardiovasculares. El conjunto de estas tres enfermedades había representado en 1937 el 48% de la mortalidad producida en el país durante la edad activa.”[4] Sumado a lo anterior había un importante problema de “ausentismo” en la fuerza laboral chilena. Esta grave situación era explicada muchas veces por análisis reduccionistas que la ligaban con la “flojera” del chileno, sin embargo su raíz era mucho más grave. El ministro Cruz-Coke planteó que los problemas de alimentación, la falta de salud, las paupérrimas condiciones de vivienda, entre otros aspectos, derivaban en la ausencia de la fuerza laboral. Teniendo esto sobre la mesa, impulsa y saca adelante “La Ley de Medicina Preventiva” (Ley 6.174), la cual determinó que “Todas las cajas de previsión a que se refiere la Ley N° 5.802,[…] establecerán servicios de medicina preventiva con el fin de vigilar el estado de salud de sus imponentes y de adoptar las medidas tendientes a descubrir, previniendo precozmente el desarrollo de las enfermedades crónicas, como la tuberculosis, la sífilis, el reumatismo, las enfermedades del corazón y de los riñones; como también las enfermedades derivadas del trabajo: el saturnismo, la antracosis, la silicosis, la anquilostomiasis y otras de la misma índole.”[5]

Dicha ley apuntó a prever la aparición y tratamiento de enfermedades que, a esas alturas, ya eran endémicas de nuestro país y en específico de la población obrera, es decir, que tenían un fuerte componente social. La solución con esta ley se materializó en exámenes periódicos y obligatorios para los trabajadores de todos los niveles socioeconómicos. De esta manera, la enfermedad podía ser detectada y tratada a menor costo. Además permitía que el trabajador recibiera todo su salario mientras se recuperaba y no pudiendo ser despedido, luego podía volver a sus funciones en óptimo estado.

[1] Marta Cruz-Coke Madrid, Eduardo Cruz-Coke, Testimonios. Santiago de Chile: Fundación Procultura, 2015. 230.

[2] Eduardo Cruz-Coke, Texto en la presentación de la ley de Medicina Preventiva.

[3] ibid 235.

[4] Entrevista realizada al doctor Benjamín Viel el 15 de marzo de 1989, por Marta Cruz-Coke y Magdalena Correa. Citado en: Marta Cruz-Coke. Eduardo Cruz-Coke. Testimonios. 239.

[5] Ley 6.174, “Establece el servicio de Medicina Preventiva” 31-01-1938. Obtenido en: https://bcn.cl/3a1tu

Conclusiones

El señero doctor Cruz-Coke fue un arquetipo de político integrador, de la sabiduría, la política, la fe y la acción. Sus principios socialcristianos lo llevaron a pensar siempre las políticas en pos de alivianar a la -que él denominaba- “estructura fundamental de la nación”: la familia. Su año de acción en el ministerio resultó imprescindible para la salud pública en Chile que tiene sus beneficios hasta el día de hoy, puesto que actuales políticas sociales se sientan sobre la medicina planteada por el ministro Cruz-Coke, de allí que años más tarde surgirá el Servicio Nacional de Salud.