Señor director:
En un desayuno con la prensa el Presidente manifestó que para abordar la reforma al sistema político, se debía zanjar la reforma de pensiones y el pacto fiscal. Sin embargo, en ENADE, el mandatario reculó, mostrándose disponible para avanzar sin condiciones. Desgraciadamente, no sabemos cuánto durará dicho ánimo, algo que se ha vuelto una constante en las autoridades de este gobierno.
¿Cómo se pretende resolver una enfermedad, ignorando el diagnóstico? ¿No se obtendrían mejores resultados con el tratamiento correcto?¿No es acaso el interminable debate en pensiones, el mejor ejemplo para explicar la deteriorada relación entre el Congreso y el Ejecutivo?
Si hay algo que logró generar un gran acuerdo en el pasado proceso constitucional fue la reforma del sistema político y las medidas que se propusieron. Definir un umbral electoral y la pérdida del escaño por renuncia al partido podría ayudar a combatir la fragmentación y atomización que vive el Congreso. Fortalecer los partidos y mejorar el ritmo del congreso son aspectos que deben ser atendidos como prioridad.
Hay 21 diputados elegidos en 2021 que hoy figuran expulsados o renunciados de sus partidos, síntoma de que nuestro sistema está enfermo. Entre el periodo 2002-2010 renunciaron 22 diputados, y en cambio, entre el periodo 2010-2024 se registran 64. Chile no resiste un tratamiento equivocado. Lo que implica, atacar su enfermedad sin dejar de prestar atención a otros cuadros que se pueden presentar.
Arnau Sarrà, es Investigador de IdeaPaís. Carta publicada en La Segunda, el 26 de abril.