Señor Director:

Con preocupación observamos, una vez más, la disminución de seleccionados en las carreras de pedagogía. Entre 2018 y 2022, las matrículas presentaron una caída sostenida, tendencia que se logró revertir en 2023, probablemente gracias a la revalorización social de los docentes tras la pandemia. Sin embargo, desde el año pasado, hemos vuelto a presenciar un nuevo declive, lo que dificulta la implementación de los mayores requisitos de ingreso que establece la Ley de Carrera Docente. Como han señalado rectores de diversas universidades, si lo hacemos, simplemente no habrá suficientes matrículas.

No obstante, el verdadero problema sigue siendo ignorado: la desvalorización del ejercicio de la profesión docente. Mientras se concentran esfuerzos en fórmulas para atraer nuevos postulantes, se pasa por alto que es el ejercicio de la profesión el que está desvalorizado. 

Las políticas públicas deben dirigirse a mejorar las condiciones en las que nuestros profesores están haciendo clases. Mejorar sus condiciones implica devolverles la autoridad y posibilitar que reciban remuneraciones acordes a los resultados de aprendizajes. Todo esfuerzo destinado en la atracción docente será inútil si no revalorizamos la profesión.

Francisca Figueroa es investigadora de IdeaPaís. Carta publicada en La Tercera, el 22 de enero.