Señor director:
Es lamentable que familias que han perdido todo a raíz de los incendios de Valparaíso —incluyendo a sus seres queridos—, estén esperando desde el 4 de febrero para darles sepultura. Desde tiempos inmemoriales, dar ritos funerarios dignos es fundamental para que los humanos cerremos heridas y podamos seguir viviendo con un poco más de paz. Grandes obras literarias han reflejado esta necesidad, como el sufrimiento de Antígona por su hermano Polinices y las súplicas del rey Príamo por los restos de su hijo Héctor.
Resulta irónico que hoy se debata sobre la muerte digna en el contexto de la eutanasia cuando ni siquiera podemos asegurar una sepultura digna a las familias de Gabriel Enrique Astudillo y Erick Sandro Maggio Aguirre, quienes siguen esperando iniciar su luto.
Arnau Sarrà es investigador de IdeaPaís. Carta publicada en El Mercurio, el 6 de julio.