Señor Director:
Uno de los debates que enfrenta la reforma del sistema político surge en torno a la propuesta que establece que un parlamentario pierda su cargo al renunciar al partido que lo declaró candidato. ¿Por qué es necesario incluir esta medida? Actualmente, no hay consecuencias frente al abandono de los partidos, lo que desalienta a los parlamentarios a asumir el costo de quedarse, fortalecer el debate interno o buscar consensos. En muchos casos, la renuncia se convierte en una herramienta de chantaje que debilita a las colectividades y, con ellas, a nuestra democracia.
Los partidos políticos no existen para acomodar intereses individuales, sino para procesar diferencias y construir consensos. Afrontar discrepancias y participar activamente en el diálogo interno es lo que define a una democracia robusta. La reforma busca precisamente esto: fortalecer a los partidos como espacios de compromiso y evitar que se fragmenten por individualismos o conveniencias. Renunciar debilita; construir desde dentro fortalece.
Arnau Sarrà es investigador de IdeaPaís. Carta publicada en La Segunda, el 31 de diciembre.