Señor Director:

Ya es lugar común el ataque generalizado a la política. A su naturaleza de “cocina”, a su actitud de dar la espalda al pueblo, o sencillamente, a que sus actuaciones serían traición. Sin duda, hay un cierto malentendido de su rol.

La política se trataría en ese sentido de interpretar la voz del pueblo y la encuestología que la gobierna desde hace tiempo parece reforzar esa tesis. Escuchar a la gente debe estar presente en la política como punto de partida, pero no podemos reducirla a eso.

La política implica la búsqueda del bien común, en medio de pulsiones sociales diversas y cambiantes. Para eso se requiere claridad de principios y coraje para tomar decisiones que no siempre tienen el beneplácito de la popularidad.

El único camino de conducción de nuestras crisis es la vía política. Consultar directamente a la ciudadanía para toda decisión de Estado es renunciar a su naturaleza y exponer a la misma ciudadanía a deambular sin conducción en el vaivén de decisiones sin responsables ni mediadores.

Escuchar y conducir deben hacerse presentes: no lo uno sin lo otro. Pues ha llegado la hora de la política, pero de su mejor versión.

Carta por José Miguel González, Director de Formación de IdeaPaís, publicada por La Segunda en la edición del 4 de octubre de 2022.