Señor director:
A propósito de la discusión sobre la relevancia política de la solidaridad, y si ella es o no algo más que la mera generosidad o caridad personal, conviene recordar que lo más propio de la solidaridad, en cuanto principio político, es el reconocimiento de que todos somos responsables de todos. El funcionamiento actual del sistema de pensiones no es una excepción. En efecto, cuando una persona cotiza individualmente, no sólo invierte en su jubilación, sino que pone solidariamente sus ahorros a disposición de los demás, porque sólo la unión de esos esfuerzos permite la alta rentabilidad que los fondos generan, que nadie lograría por sí solo. Es asimismo conveniente notar que la solidaridad en esta materia no es ni tiene por qué ser solo reparto (que es injusto e ineficiente), y que la necesidad de que todos coticemos individual y obligatoriamente, además de que me beneficiará “a mí”, también obedece a la responsabilidad que tenemos hacia los demás. La propuesta de reforma previsional conocida en estos días mantiene la misma línea, aunque evidentemente le falten múltiples detalles por mejorar. Tener claro esto es importante para que las disputas de estas semanas sean con más honestidad y menos caricaturas.
Cristián Stewart es director ejecutivo de IdeaPaís. Carta publicada en El Mercurio, el 21 de enero.