Señor director:

El contundente rechazo ciudadano a la propuesta de la Convención no implica el fin del debate constitucional. En efecto, considerando que en el plebiscito de entrada el triunfo del Apruebo fue categórico y que en la campaña del referéndum de salida la promesa transversal del Rechazo fue dar continuidad al cambio constitucional, es necesario concluir del mejor modo posible este largo itinerario y ofrecer a Chile una nueva y buena Constitución.

Para ello, no sólo es clave cumplir los compromisos adoptados, sino también comprender que el debate no comienza ni termina con la propuesta de la Convención. Un análisis pausado de las distintas posiciones muestra que, a pesar del holgado triunfo del Rechazo, no se requiere volver la discusión a fojas cero. De hecho, durante los últimos años se han asentado en el país objetivos transversales en materia constitucional.

Este punto no es trivial. De cara a un nuevo proceso, son importantes los acuerdos a nivel de contenidos que, reflejando necesidades y urgencias ciudadanas, pero también el conocimiento y las sugerencias del mundo académico, han ido alcanzando distintas tradiciones políticas con el objeto de articular un buen texto constitucional. Muchos socialdemócratas, liberales, socialcristianos y conservadores democráticos (tanto de centroizquierda como de centroderecha) comparten elementos o contenidos claves. Entre otros, destacan:

• Reconocer que todas las personas en Chile son titulares de derechos, los cuales son universales y anteriores al Estado.

• Establecer la cláusula del Estado social de derecho, promoviendo que, con un rol más robusto del Estado, pero abierto a la participación de la sociedad civil organizada y a espacios de colaboración público-privada, se garanticen progresivamente mejores servicios públicos en áreas como salud, pensiones,
educación y vivienda.

• Afirmar la igual dignidad de todas las personas, lo que exige una auténtica equidad entre hombres y mujeres, en especial en el ámbito salarial, en el acceso a cargos públicos y en materia de cuidados.

• Reconocer constitucionalmente a los pueblos originarios en el marco de la unidad del Estado y la nación chilena.

• Promover una efectiva descentralización política, administrativa y fiscal, que
combine mayores grados de autonomía local con los incentivos necesarios para preservar la responsabilidad fiscal en todos los niveles de la administración pública.

• Articular un sistema político que promueva la colaboración entre el Congreso y el Ejecutivo a partir de un presidente de la República que es jefe de gobierno, jefe de Estado y electo directamente por la ciudadanía, con vistas a facilitar la
gobernabilidad, disminuir la fragmentación y fortalecer a los partidos como
instituciones fundamentales para la democracia.

• Consolidar la independencia del poder Judicial y la igualdad de los chilenos ante la ley.

• Suscribir compromisos ambiciosos en torno a la protección y conservación de la naturaleza y su biodiversidad, buscando favorecer un desarrollo económico
sostenible.

• Fortalecer las capacidades del Estado en materia de seguridad y orden público.

Frutos de años de debate y de aciertos y errores, hoy asoman acuerdos que permiten acotar la incertidumbre y redactar una Constitución de unidad. Todo esto también ayuda a acortarlos tiempos de la discusión, considerando los aprendizajes e insumos disponibles como el proyecto constitucional de la expresidenta Michelle Bachelet, las diversas propuestas que se discutieron en la Convención y las iniciativas populares de norma que dejó el reciente proceso constituyente. Es razonable pensar, en consecuencia, que la preparación de una nueva Constitución no debería tardar demasiado desde la definición del mecanismo que habrá de habilitar el Congreso Nacional durante las próximas semanas.

El desafío es mayúsculo, por cierto. Sin embargo, el período que ahora iniciamos asoma como la última fase antes de ofrecer al país una Constitución que logre unirnos como chilenos y nos permita debatir en el marco de la Carta Fundamental, y no sobre ella.

Carta por Claudio Alvarado, Josefina Araos, Ricardo Brodsky, Carolina Goic, Felipe Harboe, Oscar Landerretche, María José Naudon, Juan José Obach, Juan Luis Ossa, Javiera Parada, Andrés Velasco, Magdalena Vergara, Directora de Estudios de IdeaPaís, La Tercera en la edición del 24 de septiembre de 2022.